Liérganes es uno de los pueblos más bonitos de Cantabria y también está considerado uno de los pueblos más bonitos de España. Es una localidad tranquila a la que se acercan multitud de turistas a conocer a nuestro vecino el ‘hombre pez’. Nuestra pequeña residencia acoge a 32 residentes, cuyo día a día está acompañado por el murmullo del río Miera.
Nuestros usuarios llegan a la residencia con la incertidumbre y el miedo a lo desconocido, pero una vez aquí, comparten sus temores, dudas y preocupaciones y, poco a poco van sintiéndose parte de esta gran familia. “Cuando mi familia me comentó la idea de ir a una residencia, no me gustó nada, sentí que querían deshacerse de mí”, ese el pensamiento común de muchos de nuestros residentes antes de vivir en la residencia.
Si al principio se les pregunta si echan de menos su casa, contestan que sí, la casa de alguien es su refugio, donde sentirse seguro. Afortunadamente en nuestra residencia hemos conseguido que con el paso del tiempo también encuentren aquí su refugio, la seguridad y la compañía para afrontar la soledad que toda persona, llegada una cierta edad, más teme. “Aquí nunca estoy sola”, comenta una residente actualmente.
¿Cómo interaccionan personas tan diversas? No podemos negar que siempre hay pequeñas discusiones, pues se trata de personas con diferentes patologías y edades, que conviven en un mismo ambiente, pero, en general, hay un alto grado de aceptación y respeto. “Qué le vamos a hacer, a sus años llegaremos, si dios quiere” ó “ven, siéntate aqui conmigo y estate tranquila” son frases que se repiten en el día a día en la residencia.
Intentamos que prime el tratar a los demás como nos gustaría ser tratados y potenciamos el respeto, amor y amabilidad.
Compartimos momentos juntos, nos sentamos a su lado, establecemos una conexión y les preguntamos ¿cómo te sientes aquí? Nos llenamos de orgullo al oír como responden firmemente que se sienten muy bien, acompañados y seguros, cuidados y respetados desde el primer día.

Liérganes es un pueblo muy seguro y las personas autónomas pueden pasear, ir a tomar un café, compartir tertulia con los vecinos y disfrutar de los eventos del pueblo. Al mismo tiempo, sienten la seguridad y la protección del personal porque, aunque tengan libertad, siempre saben dónde localizarlos. “El pueblo es pequeño y cómodo, no podemos perdernos, siempre saben por dónde andamos”.
Otro tema importante en los usuarios de la residencia es que su poder de decisión se ve mermado. Sus patologías tanto físicas como psicológicas les limitan en muchos aspectos de su vida. Se les ayuda en las tareas que no pueden realizar por sí mismos, pero se les deja poder de decisión y autonomía suficiente para realizar todas aquellas actividades que puedan realizar por sí solos, acompañandolos y aconsejándolos en esta nueva etapa de su vida. “Cuántas veces me han tenido que recordar que hay que afeitarse“; “mañana tienes consulta en el hospital, a una hora determinada te vamos a despertar”.La vivencia en nuestra residencia puede resumirse en una frase de una de las personas residentes: “esta no es mi casa de siempre, pero es mi nueva casa”.

Realizado por: Ana Belén Barquín Gómez, auxiliar de la Residencia de Liérganes.