Una contención es definida como el freno o sujeción de un movimiento o impulso y hay 5 tipos de contenciones: ambientales, institucionales, psicológicas, farmacológicas y mecánicas.
En este caso, te vamos a hablar de las mecánicas, que son un método manual de equipos o materiales físicos o mecánicos que se ajustan al cuerpo de la persona, y de los que no puede deshacerse con facilidad, limitando la libertad de movimientos o el acceso normal a su cuerpo, dicho con otras parlabas PRIVAR a una persona de su libertad.
Solemos usar contenciones para evitar el riesgo de caída de nuestro “mayor” usando un cinturón que puede ser abdominal o pélvico y en el caso de la cama unas barandillas con el objetivo de evitar su caída. En otros casos, nos encontramos con una contención o sujeción de los MMSS (miembros superiores) para que no se haga daño, y en algunos otros casos los MMII (miembros inferiores) y todos con el objetivo de tener a la persona “tranquila” y sin “miedo a una caída.
Tenemos muy claro que una barandilla o un cinturón son una responsabilidad y antes de pensar en poner cualquier sujeción a una persona esta tiene que estar VALORADA , REVALUADA Y CONTROLADA considerando y probado otras alternativas menos agresivas.
Desde nuestra residencia específicamente se valoran por el equipo interdisciplinar los riesgos de cada residente a través de unas pruebas estandarizadas y realizando varias actividades previas, seguimientos específicos por todo el equipo para evitar el uso de las contenciones en una etapa inicial.
Posteriormente, vamos revisando su estado y según las valoraciones de cada caso, y si las intervenciones previas no dieron el resultado esperado, como opción final se opta por una contención, que aun así tiene que estar REVISADA regularmente, para valorar si hay posibilidad de retirarla o dejarla el menor tiempo posible. Siempre informando al residente o familiar del proceso.
Y aquí, ¿nos hemos parado a pensar lo que puede producir una contención mecánica? No te lo vas a creer, pero varias…
Puede estar más agitado, edemas, inmovilidad (atrofia muscular) y úlceras por presión, hematomas, infecciones urinarias, alteraciones sensoriales, infecciones nosocomiales y hasta puede provocar muerte por asfixia.
Bueno, ahora hemos llegado a la mejor parte, ¿cómo podemos evitar eso? Como hemos comentado anteriormente, tras una exhaustiva valoración, se individualiza el plan según cada residente, interviniendo de diferentes maneras como son:
-Supervisando las necesidades básicas (hidratación, ir al baño…).
– Realizar cambios posturales.
-Ejercicio físico (mejorar el equilibrio, ganar fuerza muscular, ejercicios vestibulares, y hasta con el simple hecho de realizar paseos).
-El acompañamiento y el contacto son muy necesarios.
-Dependiendo de los gustos y las necesidades podemos leer cuentos, escuchar música, juegos de mesa, televisión (podemos pasarles videos de momentos de su vida y así trabajamos también la memoria).
Como hemos visto, las contenciones No son la mejor opción de aplicar en algunas ocasiones para evitar las caídas y que en ocasiones son ventajas para nuestros mayores, ya que pueden generar lesiones y otros efectos negativos en la persona que sufre la contención.
Así que, jamás se debe tomar la decisión de poner una contención sin realizar un estudio previo.

Residencia de Mayores Buendía, Cuenca.